LA GATITA.
Una medrosa gatita
a mi portal se ha acercado
mendigando, entre maullidos,
un poco de pan. Le he dado
un cuenco de leche tibia
y un trocito de pescado
que vorazmente ha comido
- más que comer, devorado-.
Se ha dejado acariciar,
con tristeza me ha mirado
y tras breves ronroneos
lentamente se ha alejado.
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