TRISTE ATARDECER

Se ha despedido la tarde fundiéndose en el ocaso y una gresca de avecillas jugueteando en lo alto ha puesto gracia y cortejo a ese jardín solitario. ¡Qué triste queda la tarde fundida ya en el ocaso.! Vacías quedan las calles. En lo alto del campanario tañe una vieja campana con golpe hueco, acerado, marcando el paso del tiempo en el reloj, recordando que el “tempus fugit”, y sigue y sigue…sigue tocando. Jesús Angel Bordonaba