LLUEVE EN ZARAGOZA
Llueve sobre Zaragoza.
Cae la lluvia. El aguanieve
arrecia con la ventisca.
Sopla el Cierzo. Llueve...llueve...
Cae la lluvia. El aguanieve
arrecia con la ventisca.
Sopla el Cierzo. Llueve...llueve...
Llora el cielo gris plomizo.
Descarga sobre el asfalto
amplios jirones de lluvia
y el pavimento mojado
refleja trazos ambiguos
en el agua de los charcos.
Una nube de paraguas,
de taxis maniobrando,
de autobuses y tranvías
y coches tocando el claxon,
cohabitan bajo la lluvia.
Bulle el cielo abotargado
de cárdenos nubarrones
que estrellan desde lo alto
gotas que repiquetean
sobre cristales mojados
y salpican las aristas
del friso de los tejados.
Descarga sobre el asfalto
amplios jirones de lluvia
y el pavimento mojado
refleja trazos ambiguos
en el agua de los charcos.
Una nube de paraguas,
de taxis maniobrando,
de autobuses y tranvías
y coches tocando el claxon,
cohabitan bajo la lluvia.
Bulle el cielo abotargado
de cárdenos nubarrones
que estrellan desde lo alto
gotas que repiquetean
sobre cristales mojados
y salpican las aristas
del friso de los tejados.
Llueve sobre Zaragoza.
Cae la lluvia. El aguanieve
arrecia con la ventisca.
Sopla el Cierzo. Llueve y llueve...
Cae la lluvia. El aguanieve
arrecia con la ventisca.
Sopla el Cierzo. Llueve y llueve...
Jesús Angel Bordonaba
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