MI BARQUITA, LA MAR Y YO.


En la hechura del piélago infinito
mi barquita zozobra y adolece
del flujo de las olas, y padece
el eterno rechazo del proscrito.
Sopla el viento a la vela. Lloro y grito
de miedo y de dolor. Se desvanece
la tarde. Lentamente ya oscurece
y a lo ignoto del mar me precipito.
No amanece. La noche es infinita
y al fondo del abismo negro y quedo
se dirige mi barca huera y fría.
Nadie llora ni lucha. Nadie grita.
no existe mar ni barca…ya no hay miedo,
tan solo enmudeció la poesía.

JESUS ANGEL BORDONABA

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