MUÑECAS DE SALDO
Apoyada la espalda en una esquina
con el bolso colgado en bandolera…
tenue luz de farola.
La escalera
de un burdel con olor a naftalina.
Sus dos brazos tatuados de heroína,
la mirada perdida.
Muñequera
de cuero machacado y
la pulsera
labrada con canciones de Sabina.
Veinte años y ya alquila sus favores
revendiendo su amor de saldo y besos
de la puesta de sol a la alborada.
Sumida en lodazal de sinsabores
su orgullo y sus
amores quedan presos
bajo un mar de pasión, de olvido y nada.
Jesús Angel Bordonaba
Jesús Angel Bordonaba
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