SUBLIME ELOISA
Sentada junto al piano, sublime está Eloísa,
vestida va de raso, zapatos de charol
y son sus dedos alas, que mueve cual la brisa
a las azules olas, tocando un Si bemol.
Las danzarinas notas que el amor improvisa
irisan el espacio cual pulcro tornasol
y la joven indiana de pertinaz sonrisa
no aparta su mirada del príncipe mogol.
En noble porcelana tazas de té se ofrecen
y dulces fruslerías llegadas de ultramar
hacen las mil delicias de cuantos comparecen
tocados con bordados y ojales de alamar.
Y los enamorados, colmados de embeleso,
afirman sus amores en un sonoro beso.
Jesús Angel Bordonaba.
Sentada junto al piano, sublime está Eloísa,
vestida va de raso, zapatos de charol
y son sus dedos alas, que mueve cual la brisa
a las azules olas, tocando un Si bemol.
Las danzarinas notas que el amor improvisa
irisan el espacio cual pulcro tornasol
y la joven indiana de pertinaz sonrisa
no aparta su mirada del príncipe mogol.
En noble porcelana tazas de té se ofrecen
y dulces fruslerías llegadas de ultramar
hacen las mil delicias de cuantos comparecen
tocados con bordados y ojales de alamar.
Y los enamorados, colmados de embeleso,
afirman sus amores en un sonoro beso.
Jesús Angel Bordonaba.
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